
Ecos de una cierta excentricidad arraigada en los años 70 serán sentidos en la colección de invierno 10/11 de Luis Buchinho, pero aquí revisada a través del rigor mínimal y andrógeno de los años 90. La silueta, larga y ceñida, es trabajada en líneas “I” o “Y” invertida, resultante de la prominencia de vestidos drapeados en versiones mini y falso largo, o chaquetas sin mangas que se presentarán como piezas clave.
La paleta de colores tiene un carácter denso, lleno de falsos negros como chocolate negro, petróleo, plomo, o oliva, y mucho, mucho negro. Esta densidad es subrayada por la paradoja entre materiales resistentes como el cuero, las lanas compactas y la delicadeza del encaje, de la muselina con lurex. A las líneas generales de la colección, la inclusión de detalles en cuero, un encaje y/o pliegues y efectos de foil, garantizan una complejidad adicional de textura y formal.